Construcción tradicional vs modular: qué conviene hoy para tu proyecto

3 min de lectura
por Iñaki Valencia
departamento caba buenos aires

Según un informe de Ladrillo.Info, Juan Pablo Rudoni y Federico De Rosso analizaron la pregunta que hoy se hacen propietarios, arquitectos e inversores: ¿construir con sistema tradicional o elegir la construcción modular? Aunque ambos modelos coexisten, sus ritmos, niveles de control y capacidad de adaptación son tan diferentes que conviene entenderlos antes de tomar una decisión importante.

Construcción modular: rapidez, control y previsibilidad

La construcción modular se basa en lógica industrial. La mayor parte del trabajo ocurre dentro de una planta, lo que acorta los plazos de manera notable y permite controlar mejor la calidad. Las unidades llegan al terreno prácticamente terminadas, el impacto del clima es mínimo y la coordinación entre gremios se reduce al tramo final.
Otro punto clave es la estabilidad del precio: mientras no haya cambios en el encargo, el presupuesto suele mantenerse cerrado, una ventaja relevante en contextos de costos variables. Además, creció la incorporación de insumos importados, pisos SPC, griferías y revestimientos, que elevan el nivel de terminaciones y posicionan mejor al sistema frente a los prejuicios históricos.

Construcción tradicional: adaptación total y soluciones a medida

La obra húmeda conserva una virtud que difícilmente pueda igualar la industrialización: su capacidad de adaptación. En ampliaciones, reformas o viviendas con particularidades, cada casa es un universo propio. Muchas condiciones salen a la luz únicamente cuando se abre una pared o se interviene una estructura, y eso puede modificar tiempos y costos, pero también permite diseñar soluciones específicas para cada situación.
La obra tradicional mantiene además una mayor proporción de insumos locales y una práctica artesanal que, ejecutada con oficio, ofrece resultados sólidos y durables.

Durabilidad y mantenimiento: dos caminos al mismo objetivo

El ladrillo tiene prestigio histórico, en parte por su masa y su comportamiento frente a la humedad. Pero la construcción modular compensa con documentación digital precisa, procesos controlados y facilidad para localizar instalaciones sin romper de más.
En ambos casos, la durabilidad depende menos del material y más de la calidad del proyecto, la ejecución y el mantenimiento. Un sistema no es mejor por sí mismo: lo es el equipo que lo implementa.

Cambio cultural y nuevas prioridades

La idea de que una casa sólida es únicamente la construida en ladrillo pierde terreno entre nuevas generaciones, que valoran más la eficiencia térmica, el confort y la velocidad de entrega. La posibilidad de visitar una planta modular antes de contratar ayuda a derribar prejuicios y evaluar el producto en condiciones reales, no teóricas.

Tiempos y presupuesto: un factor decisivo

Cuando la variable tiempo es clave (edificios, desarrollos u hotelería), el modular suele imponerse por su capacidad de entregar meses antes. En proyectos pequeños o reformas, la obra tradicional sigue siendo la opción más flexible y eficaz, especialmente cuando se debe trabajar sobre estructuras existentes o resolver imprevistos propios de viviendas en uso.

¿Entonces qué conviene?

La elección depende del proyecto, del plazo disponible y de cuánta previsibilidad se busca. El modular ofrece velocidad y control industrial; el tradicional, adaptación y respuesta a lo existente. Elegir bien implica revisar documentación, visitar obras, comparar propuestas y confirmar la experiencia del equipo que ejecutará la obra.

Conclusión

Ambos sistemas pueden funcionar muy bien si se aplican donde corresponde. Lo importante es analizar el encargo con datos reales y elegir el método que acompaña mejor tus necesidades y tu presupuesto.
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