El crédito hipotecario vuelve a tomar impulso

3 min de lectura
por Iñaki Valencia
departamento caba buenos aires

El panorama financiero argentino empieza a mostrar síntomas de normalización. Tras las elecciones de octubre y un cambio en las expectativas económicas, el mercado vuelve a dar señales de movimiento: las tasas bajan lentamente, aparecen nuevos instrumentos de financiamiento y el crédito hipotecario comienza a reaparecer como posibilidad real para muchas familias.

Un punto de inflexión después de años de parálisis

Durante años, el crédito hipotecario en Argentina fue casi inexistente. Solo una minoría de los hogares logró acceder a un préstamo, y la falta de estabilidad macroeconómica dejó al sistema financiero sin herramientas de largo plazo. En ese contexto, la reciente baja del riesgo país y la descompresión de la curva de tasas marcan un cambio relevante: si esta tendencia se consolida, las entidades bancarias podrían volver a ofrecer préstamos accesibles y a plazos más extensos.

Este movimiento no solo impactaría en la demanda de viviendas, sino también en el desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios, que podrían financiarse nuevamente con mayor previsibilidad.

Las hipotecas divisibles: una innovación que abre el juego

Una de las novedades más destacadas es la implementación de las hipotecas divisibles, un esquema legal que permite vincular el crédito hipotecario con la construcción desde el pozo. Esto significa que los compradores podrían comenzar a financiar su vivienda desde el inicio de la obra, reduciendo el costo total y facilitando el acceso a unidades nuevas.

El sistema, recientemente reglamentado, busca reactivar tanto la oferta como la demanda, permitiendo a los bancos y a los desarrolladores inmobiliarios trabajar en conjunto bajo un marco de financiamiento más flexible y sustentable.

El mercado de capitales se suma al impulso

Otro avance clave es la creación del primer Fondo Común de Inversión Cerrado (FCIC) orientado al otorgamiento de créditos hipotecarios. Este instrumento, impulsado desde el sector privado, canalizará inversión institucional hacia el financiamiento de viviendas. En la práctica, vincula el ahorro de largo plazo con la inversión real, ofreciendo un nuevo puente entre el capital privado y la necesidad habitacional de miles de familias.

Este tipo de herramientas son esenciales para reconstruir el mercado hipotecario argentino, históricamente limitado por la falta de fondeo estable y la volatilidad macroeconómica.

Un nuevo ciclo posible

Si el escenario de estabilidad se mantiene, Argentina podría ingresar en una nueva etapa para el crédito hipotecario. Tasas más bajas, instrumentos diversificados y una mayor articulación entre banca, desarrolladores e inversores conforman un contexto que favorece la reactivación.

Aún queda camino por recorrer, pero las señales son alentadoras: el crédito vuelve a ser parte de la conversación y el sueño de la vivienda propia podría recuperar viabilidad para sectores de la clase media que durante años quedaron fuera del sistema.

La consolidación de este proceso dependerá de la estabilidad macroeconómica, de políticas previsibles y de un marco que permita proyectar a largo plazo. Si esos elementos se alinean, el crédito hipotecario podría volver a ser un motor real del crecimiento urbano y social en la Argentina.

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